Gabinete Zas #09: No-lugar (Utopías)

Zas despliega su noveno gabinete que ha servido para inaugurar su nueva sede en la Plaza de San Antón nº 2, 01002, Vitoria-Gasteiz. Una vez más, el objetivo era mapear la creación de nuestro territorio incitándola a trabajar sobre una idea. En esta ocasión, “No-lugar” (Utopías)

“Gabinete Zas” nos retrotrae -por novena ocasión- al universo de los gabinetes de objetos curiosos tan en boga en los siglos XV y XVI. Gabinetes que fueron los antecesores directos de lo que hoy llamamos museos, pues en aquellos “cuartos de maravillas” se albergaban los frutos de aquellas épocas de grandes descubrimientos y exploraciones: fósiles, plantas, animales disecados, objetos… y arte. Como en aquellos gabinetes, en los propuestos por Zas el objetivo de clasificar o de filtrar por categorías los trabajos de lxs artistas es inexistente.

Tema: “No-lugar” (Utopías)

La creación actualmente parece apostar por la distopía descartando para ello la humanista utopía. Hay que tener presente que la distopía no deja de ser una “utopía negativa”. Es decir: la distopía destruye a la utopía. Por otra parte, una predicción distópica no deja de ser una “profecía autocumplida”. El sociólogo William I. Thomas planteaba el siguiente teorema: “Si los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias.” Deberíamos, por lo tanto, generar utopías y descartar las distopías. Deberíamos también recuperar para nuestro presente las utopías de nuestros antepasados.

Recordemos como Utopía era el nombre de una isla ficticia que contaba con un sistema político extraordinario. En Utopía no había lugar para la pobreza. La jornada laboral era de seis horas. Existía la plena libertad de culto. La formación era igualitaria para hombres y mujeres. Cada casa tenía su huerto…

“Utopía” es el libro en el que aparece esa paradisiaca ínsula. Fue escrito por el político, humanista, escrito… inglés Tomás Moro a principios del siglo XVI. “Utopía” debe de ser entendida como una broma literaria que le sirvió a su autor para, amparado por la ficción, poner el foco en las equivocadas prácticas legales de su época. Es una obra irónica. El mismo significado de  la palabra “utopía” manifiesta el sarcasmo de su enfoque: en griego clásico, “no-lugar”. “Utopía” supuso una revolución en su época. Y en siglos venideros Tomás Moro sería considerado un visionario. El filósofo nos legó el inestimable término “utopía” que actualmente traducimos como “proyecto deseable, pero irrealizable”. Erróneamente, pues algunas de las ideas que Moro desarrollaba en “Utopía” se cumplieron. 

Es obvio que la ficción, la representación, incide en la construcción de la realidad. De ahí la fuerza del arte y de la cultura. Apostar por imaginar utopías, como Tomás Moro, es apostar por crear imaginarios beneficiosos de transformación.