Intervención «Me digo bien» de Sofía Velasco

  

Este jueves daremos inicio a Tres en raya, un ciclo de exposiciones que consta de tres muestras individuales consecutivas de jóvenes artistas de nuestra ciudad: Sofía Velasco, Jesús Ramírez y Lucía Jayo.

Estas exposiciones serán inauguradas en orden durante los próximos tres jueves, en distintos espacios de Zas Kultur.

La primera en inaugurar su intervención será Sofía Velasco con su exhibición titulada Me digo bien, la cual se llevará a cabo en el escaparate de Zas Kultur el 25 de mayo a las 19:00 horas.

La muestra va acompañada del siguiente texto elaborado por la artista:

«Me digo, yo voy a poner algo ahí.

Pero, entonces, sigo, ¡claro! es que es una vitrina, no una pared. ¿Cómo hago para que algo que estaba en una pared, esté cómodo aquí en ésta geometría? Porque no es lo mismo entrar en una sala y ver, que acercarse a una pecera y ver.

Hay un cambio en el punto de vista, y en el tamaño relativo. Ver desde dentro o ver desde fuera.

¿Cómo hago para meter algo en una

vitrina y hacerlo parte de esa vitrina?

Es decir ¿cómo haré para no sentir que los he encerrado?

De un cubo por dentro a un cubo por fuera

Quiero hacer la historia de un ciervo que hace cosas.

Porque es simple, porque las cosas hacen cosas. Y solo se trata de eso, de que alguien hace algo.  

Como tú

y como yo, que, por encima de todo, somos simples y hacemos cosas. Como el otro día, que estaba sentada en el banco de madera, cerca del chico guapo, y yo estaba ahí sentada mirando una paloma en la cornisa, y sonaba volando voy, volando vengo, y por el camino yo me entretengo, y la paloma calculó el salto, que era más difícil por el viento, y sonaba volando vengo y la paloma se fue.

Ahí hubo una pausa, como la que hay cuando se junta el sol con el agua. Cuando muchas cosas se han movido pero dos hacen  clack, y tienen sentido se puede sentir.

Yo hago cosas, y a veces encuentro pausas.

Como cuando nos pusimos a recortar guirnaldas de papel. Repitiendo el cangrejo, repitiendo el cangrejo, pero uno salía morado, otro morado, otro negro, repitiendo el cangrejo. O como cuando Lucía trajo un dibujo, y yo repetí las rayas en mi papel, y sin que ese fuera el plan, juntos se hacían eco. 

Y ahora que esto que ya estaba hecho, tiene que moverse a este sitio nuevo, he decidido añadirle un amigo más. Porque llevo días queriendo hacer  la historia de un ciervo.

Pero un ciervo, un ciervo es elegante, de gesto delgado, azulado…

¡Quiero hacer la historia de un cerdo que hace cosas!

Será la historia de un cerdo, de un óvalo rosado que da un paseo y se encuentra con cosas, como tú y

como yo. Solamente forma sumando forma sumando forma, esa será la condición del juego. Y estará incrustadito y atrapadito, el cerdo, pero en una placa de epoxy y luego ya, en la vitrina de cristal junto con los demás.»

Me digo bien, plasma “la historia de un cerdo”, de un animal rosa en torno al que trabaja a través de diferentes materiales y creaciones, en las que también se sirve de “formas geométricas divertidas”. Se genera de esta forma un cuento que plantea diferentes relatos.