Sobre la convocatoria Confinadxs.
Confinadxs es una propuesta artística concebida y realizada íntegramente dentro de los límites de la cuarentena en la que nos encontramos. Realizada dentro de tales límites y con toda probabilidad, en relación a ellos: a favor, en contra, o todo lo contrario.
No se trata, por tanto, de la socorrida y a veces, apresurada adaptación digital de un proyecto desarrollado en las, añoradas por muchos, circunstancias previas. No es una nueva manifestación de la elemental reacción humana ante las catástrofes habituales, calamidades tales como inundaciones, apagones e incendios, consistente, a saber, en salvar los muebles. Es otra cosa. De lo que trata Confinadxs es de las condiciones de supervivencia del trabajo artístico así como de las posibilidades de exhibición de las obras de arte, dadas las actuales circunstancias. Circunstancias que, por lo que se refiere al precarizado sector de las artes visuales, se revelan como prolongación, más que como ruptura, de las inmediatamente anteriores.
Las artistas de proximidad han resultado ser, como siempre, bastante más prescindibles que las sanitarias, los cajeros de supermercado, los productores de tangibles y las transportistas (incluyendo en esta última categoría a los señores del aire de las autopistas digitales). El imaginario y lo simbólico siguen abrumadoramente en manos de los mismos, al albur de las irrelevantes decisiones de guión de sus esbirros, esos contadores incansables del mismo cuento. Somos artistas, contemporáneas y locales. Nuestra audiencia que era más bien escasa, ahora se ha quedado en casa. Nuestros medios, que eran más bien precarios, han experimentado los efectos de una nueva vuelta de tuerca. La visibilidad, ese caldo de cultivo en el que se manifestaba el ejercicio de la libertad absoluta de expresión y contenido en que consiste el arte, nos la tenemos que seguir peleando cuerpo a cuerpo, casa por casa. No hemos sufrido grandes perjuicios, la verdad sea dicha, pero porque ya entrábamos de lleno, anteriormente, en el grupo de los damnificados, de las eternas perdedoras de todo esto. Hemos ido a peor, como la mayoría, pero desde una posición anterior francamente mala.
Algunas apostillas al virus.
Cosilla realmente insidiosa este virus, un robot, un autómata diminuto dotado de un software muy simple, tres instrucciones, penetrar, saquear, reproducirse. Artefacto químico más que vida, pequeña nave microscópica conteniendo un cacho huérfano y desquiciado de ADN, mierdecilla, resto o residuo genético, carambola biológica capaz de volverse, por azar, agresiva y dominante. Un guerrero, un orco diminuto formando parte de un ejército en constante crecimiento, la hueste formada por sus copias y por las copias incesantes de sus copias. Al parecer, uno de los más eficaces agentes actuales de Tánatos, junto a las bacterias, el cáncer, los automóviles y el aburrimiento.
Más que vida primigenia u originaria, el virus representa vida renegada, vida en retroceso, dando un paso atrás, proyectándose hacia lo inerte, infinitamente más abundante. Fuera de su huésped, al que consume y puede reducir a papilla, si tiene oportunidad, el virus es una cosa absolutamente inútil, un mostrenco que se puede tirar más de una semana sobre ciertas superficies sin hacer lo que se dice nada, nada en absoluto.